EDITORIAL

¿Periódico Digital en el colegio?

Las noticias pueden ser divertidas, interesantes, alucinantes, pero, lo son más si salen de los escritores y las escritoras de nuestro colegio, el Tomás Ybarra. ¿Qué?..., Pues que ahora más que nunca, ¡HASTA LOS MÁS PEQUES DEL COLEGIO! Podrán ser los redactores de los artículos que serán publicados en la edición digital de nuestro periódico. Pero… ¿De verdad hace falta un periódico en el colegio? ¡Claro que sí!, El periódico es una fuente de información, de entretenimiento, más aún si éste es digital; la tecnología TIC 2.0 nos acerca a un nuevo mundo, lleno de sorpresas y aplicaciones. También es un medio de expresar nuestros sentimientos y creatividad; además la familia estará informada de una forma mucho más divertida. Es más, esta nueva edición no es como las demás; se trata de un magnífico blog en el que se irán colgando los artículos que enviéis al correo de éste.

¡Qué! ¿Es necesario tener un periódico digital en el cole o no?...

Javier Becerril, Jefe de Redacción nº4

29/4/14

V CONCURSO DE CUENTOS BIMA. CUENTO GANADOR 2014

TÍTULO: El Mundo mágico de los abuelos

AUTORA: Julia Valverde López. 6-A.

Había una vez, en un lugar no muy lejano, un mundo mágico de luz y

color. Las personas que en él residían pertenecían a tiempos lejanos

donde la memoria brilla por su ausencia y las arrugas lo inundan todo.

El mundo mágico era surcado por mares de color turquesa, montañas

con olor a romero y pueblecitos soleados de casitas engalanadas con

jardines colgantes...y allí en la más blanca de todas las casas vivían la

abuela Araceli y el abuelo Lucas.

El pelo de abuela era color plata, que pintaban las hadas cada mañana

tornando la plata en negro. Después, la abuela lo recogía en un

moño con horquillas de rosas y azucenas. Su voz era dulce como

un caramelo...y su piel suave como el terciopelo. Las manos de la

abuela temblaban como una hoja en otoño, y sus piernas eran cortas y

conservaban la agilidad de la gacela. Y lo que más llamaba la atención

de la abuela eran sus abrazos y sus besos. Cuando alguien pasaba

por su casa ella lo recibía abriendo sus brazos y haciéndole un hueco,

y después lo obsequiaba con un beso sabor a peladilla de navidad,

raspadura de azúcar y con agüita de azahar para los nervios.

El abuelo tenía los ojos muy, muy pequeños de tanto mirar al cielo.

Su nariz era larga y afilada para poder oler desde lejos los olivos de

sus huertos. Las manos del abuelo eran tiernas y suaves, para nada se

parecían a lo que antaño fueron. Su cuerpo se tambaleaba de un lado

a otros sin caerse y sin perder el rumbo de sus pasos y de sus sueños.

El corazón del abuelo era enorme, lo llenaba todo, la sala, la cocina, el

comedor, el vestíbulo, el ascensor, las escaleras. En su casa apenas

cabía nada más que la sensación inmensa de un gran te quiero.

El abuelo cada día se despierta al ladito de la abuela. Y mientras ella

aún duerme, él la llena de besos, de arrumacos y te quieros...la abuelita

poquito a poco va abriendo sus ojitos para mirar al abuelo y de su

boca sequita le salen las mismas palabras de amor y un recuerdo,

¿cuándo vienen los niños a vernos? Ya están aquí muy cerquita, en el

aeropuerto... le responde el abuelo. Despacito y en silencio se levantan

los abuelos a comenzar el nuevo día donde apenas existen recuerdos.

-¿Dónde está el azúcar mamá?, yo quiero un caramelo, un trocito de

chocolate, por favor turrón sólo un poquito. TE QUIERO.

- No Lucas, no, no hay azúcar, ni caramelos, cuando venga el niño se lo

pedimos con un beso.

-¿Y mi hermano Bartolo ya está en el cielo?

- Que va, él no, quien se ha ido es la señora Rosario que vivía en la

alameda del pueblo.

-¡Sí, qué disgusto! Eso no lo sabía.

-¿Ah no? Pues seguro que no es eso, seguro que están todos y yo no

me acuerdo. Pero ven aquí entre mis brazos que yo, yo...no sé lo que te

iba a decir. Se me ha olvidado mi cielo.

- No te preocupes, siéntate conmigo, dame un beso con sabor a

chocolate y menta y yo te diré mil veces lo mucho que te quiero.

Y así entre arrumacos, besos y sin recuerdos viven en su MUNDO

MÁGICO los abuelos, que desde allí siguen velando por nuestros

sueños.

El gran sueño de la humanidad es conseguir un mundo de abundancia

donde no exista la guerra...Y en el mundo mágico de los abuelos sólo

existe la nada, porque ya no hay nada, no queda nada, no queda ni

dinero, ni casas, ni profesión, ni amigos, ni ropa, ni joyas, ni muebles,

coches, fiestas, viajes...nada queda. Queda todo tan vacío, tan limpio,

que es por eso que en ese mundo entra la luz más clara, los olores

más aromáticos, los sabores más frescos, los gestos más cercanos y la

palabra te quiero. La abuela Araceli y el abuelo Lucas viven en el mundo

de los sueños y desde allí cuidan de que no olvidemos el nuestro.

Abuelita toda arrugadita y coqueta viaja en su cama mágica a través del

tiempo...muchas veces nos colamos para disfrutar de su mundo y de su

momentos...allí nos encontramos con una maestra que se enamoró de

un soldadito de plomo, que se había perdido entre Andalucía y Canarias

y había ido tras su sueño; con once enanitos que dormían en macetas,

que comían sopas de miel y trabajaban cuidando la tierra… En ese

mundo conocemos a una madre que ahorraba once huevos para sus

once enanitos que le cantaban a coro “te queremos María, eres la guía

de nuestros pasos y la guardiana de los secretos”.

Abuelito todo desorientado y enamorado viaja de la mano de la

abuela...Él ya no es capaz de vivir sin ella…¡Ma! ¿Dónde estás? Siéntate

a mi ladito que hoy no te he dicho lo guapa que estás. No te he dicho que

eres la mar, el sol de mi vida, mi compañera...y la abuela se sienta a su

ladito calladita, abre los brazos para que él se apoye en su pecho. Él le

dice ¡¡ guapa, guapa!! eres lo que más quiero. Ella le besa en la frente, lo

abraza, le vuelve a hacer un hueco en el centro de su mundo...y poco a

poco los dos se duermen...llenándolo todo de amor, velando por nuestros

sueños.

Y colorín colorado los abuelos se han dormido.

y colorín colorado mucho este cuento he sentido.